Juchitán, Oax.

24/03/2015

 

 

Cuando todo sea basura y fierros retorcidos.

 

Cuando ya no tengamos nada que admirar de la naturaleza, quizás entonces despertaremos; pero será demasiado tarde, porque la tristeza y la añoranza embargará a nuestros hijos , y los demás que vengan no conocerán las flores ni escucharán jamás el canto de los pájaros…..

 

Por: Abel Toledo Gómez.

 

   Empezó la primavera y con ella, las dos palomas mensajeras que residen en la enorme ceiba cantaron con tristeza, y en esos cantos que arrastraron los aires del sur, se pudo escuchar que, dice que se rumora que, desde inicio de la obra teatral que los dioses del dinero y sus sirvientes dioses de la política denominaron “La consulta que el viento se llevó”, los 13 lagartos sabían que permaneciendo en silencio, algún día abrirían la boca solo para recibir dos tajadas de quinientas piezas en dos tandas, y cuando regresaran a sus escondites les completarían el total de un millón para cada  uno.

 

La suma ascenderá a trece millones de piezas como el precio del silencio por dejar que los monstruos de enormes brazos arrullen con sus interminables ruidos el sueño de ese sufrido lugar que muchos años atrás se cubría de flores blancas.

 

Más temprano que tarde el destino alcanzará a sus habitantes, pero para entonces ya no habrá remedio, porque el espejismo que llaman “progreso” cobrará su cuota y se comerá lo mejor de la madre naturaleza.

 

Los lagartos y las lagartas se vestían de guayabera y de enaguas floreadas, como para recordar que alguna vez les otorgaron poderes de decisión, y que juraron defender los interese de los residentes de ese lugar contra cualquier intento de despojo, pero cuando  llegaron los leones y las jirafas en plan de  invasión y destrucción aparentado mañosamente que con sus acciones transformarían el lugar en un paraíso, en el que todo mundo tendrá mucha comida en un ambiente donde reine la alegría y la felicidad.

 

Los lagartos y las lagartas con los bastones de mando, discretamente entraron en platicas con los invasores, y éstos conociendo las debilidades de aquellos, les ofrecieron un millón de ricas piezas para consumir, las que se entregarían en  dos partes  de quinientas, la primera de manera inmediata y la segunda cuando  se acuerde y se conceda la anuencia de que los monstruos de enormes brazos invadan en forma definitiva las tierras y destruir parte de la naturaleza viva.

 

Como representantes de los habitantes del que antes fuera un lugar admirado por propios y  extraños, los lagartos y las lagartas presidían reuniones en las que supuestamente se discutían asuntos  relacionados con la aprobación de la entrada de los invasores.

 

Con sus bastones de mando, concedían palabras a los coyotes, a las hienas, a los buitres, a los tlacuaches y a las cotorras que como animales alocados  gritaban para hacerse notar como partidarios de los invasores.

 

Los lagartos sabían de los intereses e intensiones de los animalitos alocados; sabían que había jugosas piezas de por medio, tal vez por eso permanecieron en silencio, aun teniendo la obligación de estar al lado de algunos presentes que se esforzaban por impedir la entrada de los invasores.

 

Así, cuando alguien cuestionaba a los lagartos sobre su posicionamiento como autoridad en el asunto de los monstruos de enormes brazos,  éstos callaban y daban la impresión de que cobrarán bien por cerrar la boca y dejar que la mala fauna imponga el inicio del fin de una gran parte de la naturaleza viva de ese lugar, que se caracterizó en el pasado como el reino de los seres valientes y aguerridos, de los que en el presente no queda nada.

 

Dicen las palomas mensajeras, que siguen flotando en el aire del sur los rumores que  precisan que, con las quinientas piezas recibidas y la otra mitad que recibirán los lagartos y las lagartas una vez consumado el atraco de los dueños de esos monstruos de metal, los habitantes del lugar verán en corto  tiempo desfilar por las veredas carros últimos modelos transportando a sus dueños.

 

Cuando les concedieron los bastones de mando, pareciera que no venderían caro su amor a invasores extraños, pero que se puede esperar de los lagartos y lagartas revestidos de poder y hambrientos de piezas.

 

El fresco aire del sur seguía arrastrando los cantos de las palomas mensajeras, y en cada rincón de ese triste lugar, se dice que una cotorrita había dicho que los invasores traerán un bálsamo milagroso que tan solo al untarse en un dedo traerá fortuna para cada uno de los que radican en el lugar invadido, esta afirmación de la cotorrita es porque, según esta ave, ya se la untó debajo de la cola verde y le dio resultado,…ah y ese día la cotorrita se vistió elegantemente de guayabera blanca para hacerse notar debido a su diminuto tamaño.

 

Es tanta la ambición de la fauna violenta, es decir, los coyotes, las hienas, los buitres, los tlacuaches y las cotorras por recibir grandes cantidades de piezas por parte los leones y jirafas dignos representantes de los dueños de los monstruos de metal, que un día, en algún lugar se reunieron para planear la forma de atacar y opacar los voces de un viejo y cansado tigre de bigotes canosos, identificado como opositor a la entrada de los demonios que están pariendo los dioses del dinero; cuentan que en esa secreta reunión, se repartieron piezas para comprar tortas, aguas de sabor, renta de autobuses y pagos para los servicios de changos, gorilas, y víboras disfrazadas de peces para aparentar que hacían acto de presencia algunas especies marinas…y se cumplieron  las acciones planeadas.

 

Toda la fauna agresiva, gritaba, hicieron lucir sus garras, sus puños y la fuerza de sus lenguas…mientras uno de los representantes de los invasores aplaudía y enseñaba sus enormes dientes en señal de alegría.

 

Cuando aparecieron las primeras  estrellas del firmamento, las palomas  mensajeras entonaros sus últimos cantos ese día, y en los cuatro puntos cardinales, dicen que siguieron los rumores de la posible entrega del millón de piezas al término de la obra teatral, de la entrega de las tierras a los invasores y de la ruptura del silencio de los lagartos y las lagartas para decir que en ese triste y abandonado lugar, la práctica de la sobrevivencia vía recepción misteriosa de grandes piezas seguirá imperando siempre.

 

Tabla de equivalencia.

* Una pieza = un devaluado peso.

* Monstruos de enormes brazos = aerogeneradores

* Lagartos y lagartas = queda de tarea para su interpretación.