Por Guadalupe Ríos

Juchitán, Oax.

12/06/2015

   El triunfo cuenta “haiga sido como haiga sido”. Esa fue la decisión del Consejo Distrital Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) que validó la jornada electoral del pasado domingo 7 de junio y otorgó su constancia de mayoría a la candidata del PRI a la Diputación Federal, Yarith Tannos en el VII Distrito con cabecera en Juchitán.
 

Desde luego, estas fuero elecciones intermedias y la motivación de los electores quedó por los suelos entre candidatos y candidatas que no levantaron él ánimo y una pugna interna que dividió a los electores en partidos satélites y en el caso del PRD, resintió gravemente la creación de Morena, que le quitó un gran número de electores.

Cuando Felipe Calderón se convirtió en presidente electo soltó en la entrevista de Televisión con Denisse Maerker la frase pueblerina de “haiga sido como haiga sido”; dando a entender que lo que a él le importaba no era la forma en cómo llegó a la presidencia sino el hecho de ganar la elección a costa de lo que fuera.

La legitimidad poco le importaba al presidente electo que entró con “las manos limpias” y salió con las manos manchadas de la sangre de más de 70 mil personas -según cifras de INEGI- en la “guerra contra el narco” impulsada durante su administración.

Seis años después, el 1 de diciembre de 2012, Calderón le entregó sonriente la estafeta a un Enrique Peña Nieto que inició su mandato en medio de la protesta social, cierre de calles aledañas, plantones, marchas y una generalizada irritación social. 

Entonces, el líder panista Gustavo Madero había dejado en claro que el de Enrique Peña Nieto sería un gobierno legal pero no legítimo:

 

“A Peña no le alcanza la legitimidad para ser presidente”, sentenció en medio de un escandaloso fraude con los monederos Monex, y una millonaria campaña que utilizó todo los medios a su servicio, la coacción al voto y muchos señalamientos más.

Estos son dos casos que los mexicanos difícilmente podrán olvidar por el severo cuestionamiento de legitimidad del nombramiento y cargo que ejerció uno y que otro continúa ejerciendo a lo largo y ancho del territorio nacional. ¡Total, en este país puede pasar todo y no pasará nada!

Pero volviendo a tierras istmeñas, el asunto es que aquí el domingo 7 pasó de todo pero no pasó nada en el Distrito VII de Juchitán. 

Aunque los pobladores atestiguaron una jornada electoral marcada por la violencia, por el robo e incendio de urnas por parte de maestros, por la detención de decenas de profesores y particulares por parte de la gendarmería, por el cierre de casillas ordenado por el INE argumentando que la elección sería anulada, por la compra de funcionarios de casilla, por el relleno de ánforas, por la muerte de un hombre a escasos metros de una casilla en San Miguel Chimalapa y por muchas razones más, la elección fue calificada por los habitantes como una de las más sucias y violentas de las que se tenga memoria, pero para las autoridades electorales fue una jornada “ejemplar”.

Este jueves, la candidata priista Yarith Tannos acompañada de su suplente Mayra Herrera, (cuñada del Diputado Federal priista Samuel Gurrión), mostró sonriente a los medios la constancia que la acreditaba como diputada electa, hubiera sido como hubiera sido y a pesar de los candidatos del resto de los siete partidos contendientes en la elección federal que ya iniciaron acciones para impugnar el resultado.

Lo que llama la atención, es el escandaloso desplome de la votación, derivado de todas las condiciones arriba mencionadas, lo que arrojó un cómputo de apenas 57 mil 379 votos válidos de todos los partidos, 20 votos de candidatos no registrados y 2 mil 958 votos anulados en el Distrito VII de Juchitán que tiene una lista nominal de 253 mil 493 ciudadanos.

 

Hay que mencionar que el priista Samuel Gurrión alcanzó en el anterior proceso electoral un total de 57 mil 430 votos para él solo, lo que hoy en total ni siquiera alcanzaron todos los partidos.

Ahora bien, de acuerdo con el cómputo final de los votos, el PRI obtuvo la victoria con una pírrica cifra de 21, 724 votos lo que representa apenas el 8.56% del electorado, y así con esa votación, la abanderada priista es ya Diputada Federal legal pero, ¿acaso será “legítima”? 

Quizá con estos datos, aquellos electores promotores del voto nulo se den cuenta que así sea por un mínimo de votos, la victoria la obtiene quien se lleva la cifra más alta, aunque como en este caso no representen ni el 9% de la lista nominal.