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Ciudad de Mèxico

01 de Abril de 2016

 

   Reunir las firmas necesarias para poder contender por una posición dentro de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México ha sido equivalente a obtener el registro para una agrupación política local.

 

La gran diferencia es que este registro servirá para una sola elección, no para varias en adelante.

 

Responde a la distinción que ha hecho el INE respecto a la elección para la Constituyente en la Ciudad de México como una excepcional y diferente, en contraste con las elecciones constitucionales normales.

 

Las enseñanzas recibidas durante el proceso son muy importantes y dignas de compartirse.

 

Una de ellas es que hay una población importante, aunque no mayoritaria, en la ciudad que se interesa por la participación en la cosa pública, ya sea dentro de los partidos o fuera de ellos.

 

Esto se constata viendo la energía y voluntad de muchos ciudadanos para dedicarse a ayudar en la recolección de firmas, hablando con conocidos, vecinos, familiares, colegas y, en general, con ciudadanos aptos y con credencial de elector vigente.

 

A pesar del negativismo social, existe una buena energía política. Insisto: en una porción minoritaria de la población.

 

A contrario sensu a lo anterior, la mayoría de los ciudadanos no están enterados del proceso o, en algunos casos, sí saben de la Constituyente y su elección, pero les parece un dato lejano e irrelevante a sus vidas.

 

Esto es el resultado del hecho de que la Reforma Política de la Ciudad de México, negociada entre un conjunto de intereses especiales —yo digo fácticos, otros dicen legalmente constituidos—, es algo que tomó por sorpresa a la ciudad y sus habitantes.

 

Como producto de ese origen “contra natura”, la idea de elaborar, discutir y aprobar una Constitución es algo que es inexplicable: no la teníamos antes, ¿por qué la necesitamos ahora? Como telón de fondo subyace la crisis de confianza y legitimidad del sistema político en su conjunto.

 

Debido a las precampañas de los aspirantes a ser candidatos independientes, tuvimos la extraordinaria oportunidad de poder caminar por las calles, encontrarnos con los ciudadanos, confrontar sus inconformidades, dudas, resistencias y aceptaciones.

 

La recepción de firmas fue eso: una oportunidad de intercambio de propuestas, ideas, discrepancias.

 

Algunas personas se negaron a dar su firma; muchas más aceptaron. La intensidad de un mes no puede soslayarse: día de trabajo, noches sin dormir.

 

Una clásica bitácora de campaña, junto con el diseño de estrategias adecuadas para lograr el mejor rendimiento del tiempo de todas y todos los involucrados en el esfuerzo.

 

Ahora viene la campaña. De entrada no tendría ningún sentido pretender “competir” con los partidos.

 

En cambio, sí tendrá mucho sentido diferenciarse de ellos. Una actividad inmediata será la de reunir a ciudadanos para discutir una compilación de lo que debiera, o no, contener la Constitución de la Ciudad de México.

 

¿Qué hacer con la estructura de gobierno para descentralizar la toma de decisiones?

 

¿Qué estructura mejor atenderá los problemas de la ciudad?

 

¿Cómo diseñar, orientar y consensar el desarrollo urbano capitalino y metropolitano, en su más amplia acepción?

 

¿Cuál será el papel de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones?

 

¿Deberán, o no, ser vinculantes las opiniones ciudadanas?

 

Estos son sólo algunos de los temas que estaremos tratando en reuniones próximas en universidades, centros de reflexión, organizaciones vecinales y con los ciudadanos. Acompáñenos en lo que viene del proceso constituyente.

 

               

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Ciudad de México

Ahora, a lo que viene

Ricardo Andrés Pascoe Pierce es un político mexicano, ex-militante del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Fue miembro fundador del extinto Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), partido por el cual fue diputado federal a la LIII Legislatura del Congreso de la Unión de México, y se le considera uno de los más cercanos colaboradores de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Desde el 1 de octubre de 2009 es Director General Jurídico y de Gobierno de la delegación Miguel Hidalgo.

 

Estudió su licenciatura en filosofía en la State University of New York, Planting Fields Experimental College, y posteriormente su maestría en Sociología en la Flacso, en Santiago de Chile.

 

Tras el golpe de Estado, el 11 de septiembre de 1973, regresa a México donde inicia su carrera política. Está Doctorado Honoris Causa en Leyes, Senior University International, Vancouver, Canadá (1999); fue profesor de Sociología del Trabajo en el Departamento de Relaciones Sociales de la UAM-Xochimilco (1975-1978); fungió como Secretario General del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM) (1978-1981).

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