Por ** Raymundo Martín Gómez

Chetumal; Quintana Roo.

26/02/2016

   De tanto mencionar las mentadas reformas en el gobierno federal hay quienes nos hemos puesto a hurgar, a revisar y analizar la realidad de Campeche, Yucatán y Quintana Roo para buscar sus beneficios en pro de los ciudadanos pero, ¿por qué no encontramos nada digno de comentar, de destacar o hasta de festinar y aplaudirles a los funcionarios?

 

La reforma educativa, fiscal, energética o laboral, ¿en verdad han beneficiado a los habitantes de la Península de Yucatán como lo presume Enrique Peña Nieto y su gente cuando habla de ello en el centro del país o en otras entidades?

 

No encontramos gran cosa favorable para la gente, al contrario, hay más pobreza y problemas que se magnifican cada día.

 

Excepto el regreso de cientos de maestros “comisionados” a sus escuelas porque muchos prefirieron jubilarse pues ya habían cumplido más de 30 ó 35 años de servicio, lo cual es parte más de una reforma laboral entre el magisterio y el gobierno, al cual ahora ya no se quieren enfrentar ni pelear, no se ven más beneficios para la población de la región.

 

En el caso de Quintana Roo, la educación sigue igual o peor que antes porque ni las llamadas “escuelas de tiempo completo” funcionan al no haber comedores, instalaciones ni dinero destinado para comprar los alimentos para los niños, cuyos padres tienen que pagar cuando en algunos casos se les otorga el servicio de alimentos, bajo distintos argumentos.

 

EL CRITICO publicó un reportaje sobre este tema en que afloraron las quejas y lamentos de los padres de familia porque la mayoría de las escuelas no pueden funcionar de “tiempo completo” porque carecen además de maestros de inglés o artes, o por falta las instalaciones adecuadas pero las que ampliaron su horario hasta la tarde tienen a los niños en una especie de guardería pues los mantienen encerrados o corriendo en los salones mientras da el horario de salida a las 2:30 o 3 p.m.

 

Para los yucatecos fue una burla bajar tres centavos el precio de la gasolina y el diesel como parte de la llamada reforma energética y los campechanos ven con amargura cómo en lugar de obtener un beneficio en este rubro la caída de los precios del petróleo cada día hay menos gente trabajando en las plataformas petroleras ubicadas en la sonda campechana, lo cual genera mayor desempleo, inseguridad, robos, asesinatos…

 

Incluso Mérida o Yucatán en su conjunto, que se pavoneaban por ser la ciudad y la entidad más segura del país, en los últimos meses ha registrado asaltos y crímenes que antes no se veían o no eran frecuentes, lo cual ha encendido las alarmas porque Cancún,

 

Playa del Carmen y otros centros turísticos desde hace años están bajo el control de los narcos de distintos carteles que de pronto llegan a determinado bar gritando “¡al suelo las putas y que nadie vire a ver porque lo matamos!”, mientras el dueño del negocio paga su respectiva cuota de protección o de lo contrario lo liquidan allá mismo o queman el negocio con todo y gente.

 

Aquel día unos policías yucatecos me contaban que en la tranquila población de Buctzotz los narcos llegaron a cobrarle cuota al sacerdote del pueblo, algo inaudito que nunca había pasado en los pueblos pero que por desgracia ocurre a menudo sin que parezca interesarle mucho al gobierno federal que se supone está combatiendo a estos criminales con la Gendarmería cuya base de operaciones peninsular ya fue establecida en suelo yucateco para atender a Campeche y Quintana Roo.

 

Mucha gente pobre se ha metido, en muchos casos obligada por la falta de empleo o la necesidad de mantener a su familia, en las filas de los maleantes, algo que no se vislumbra solucionar con la reforma laboral, sino al contrario pues la reforma fiscal o hacendaria ha provocado el cierre de muchos pequeños negocios en toda la península yucateca dejando en la calle a los empleados y trabajadores.

 

Entonces, ¿de qué presumen Enrique Peña Nieto y sus colaboradores? Sus reformas han generado, eso sí, más pobres, más gente que busca ganarse la vida vendiendo en las calles o avenidas cilantro, rábano y otros comestibles que le permitan por lo menos conseguir algo de dinero para al final del día comer.

 

Los meridanos se quejan porque aumentó demasiado el ambulantaje en el centro histórico, ¿pero quieren que una mayor cantidad de gente se dedique a robar en lugar de salir a ganarse la vida en las calles? Esta cruel realidad reitera que las llamadas reformas sólo generan mayor pobreza para nuestro pueblo. Raymundo Martín Gómez

 

La gente pobre se ve obligada a vender en las calles cilantro, rábano, plátano o lo que encuentre

   

** Raymundo Martín Gómez Periodista de prensa, radio y TV desde hace más de 40 años en la Península de Yucatán Articulista independiente cuyo anterior trabajo fue en “El Universal”, del DF Director General y propietario de “El Crítico”, una revista diferente que se publica desde hace más de 25 años en Q. Roo Ha sido presidente y presidente fundador del Club de Periodistas de Quintana Roo Impartió talleres de periodismo y redacción en Chetumal, Q. Roo